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Francisco Farreras (Barcelona,1927 - Madrid, 2021)

Composición

1977

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Collage sobre tabla, 150 × 150 cm

OTRA INFORMACIÓN

Inscripción al dorso: «F. Farreras / Composición»

Francisco Farreras cursa estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y recibe las enseñanzas de Vázquez Díaz y Ramón Stolz. A comienzos de los años cincuenta viaja a París gracias a una beca del Instituto Francés, y más tarde a Londres y a los Países Bajos. Realiza sus primeras exposiciones en la galería Biosca de Madrid y la Bienal Hispanoamericana de Arte (1951), un acontecimiento que marca un cambio sustancial en el arte español de aquel momento. También exhibe su obra en París y en la Bienal de Venecia, hechos que testimonian su temprano éxito en el terreno expositivo. Instalado definitivamente en España en 1955, Farreras realiza encargos de pintura mural, mosaicos y vidrieras en edificios de carácter público y religioso que le permiten establecer una fructífera colaboración con el arquitecto Miguel Fisac o el escultor José Luis Sánchez. A lo largo de la década de los cincuenta evoluciona de una pintura figurativa geometrizante hacia la abstracción geométrica y realiza ensayos matéricos a partir de arena de mármol y alquil. En 1959 comienza a experimentar con el papel de seda, que pega sobre un tablero negro en sucesivas capas, creando una sensación de luz y transparencia en diferentes gradaciones. La materia, siempre sutil y nunca agresiva, se convierte en protagonista fundamental de su obra.

En 1963 se traslada a Nueva York, donde reside durante dos años, y a su regreso se establece de nuevo en Madrid. A partir de 1965 las formas compositivas de sus cuadros se hicieron más compactas y geométricamente regulares, ofreciendo a menudo una especie de doble juego o confrontación y una transición de colores oscuros a otros más claros. A finales de los sesenta comienza a utilizar distintas clases de cartón que combina dando lugar a un juego de texturas, como vemos en su Collage 410. El doncel. La geometría comienza a hacerse más aparente, apareciendo cierta preferencia por las formas rectangulares alargadas (Collage) y más adelante por las formas esféricas (Homenaje a Henry Moore). Ya entrados los setenta, las obras de Farreras se centran en una especie de vendajes o paquetes envueltos por papel con una textura muy evidente, en los que a menudo se producen desplazamientos laterales u oblicuos en un deseo de ensayar todas las formas de construcción en el espacio, como podemos apreciar en los magníficos collages de estos años pertenecientes a la Colección Banco Santander: Collage 702, Collage 741 y Collage 732. El collage es para Farreras un instrumento para llegar a la sutileza plástica. El artista pinta mediante la superposición de papeles de distintas tonalidades pero sin utilizar el óleo, como vemos en su Composición de 1977. También en esa época abre la puerta a obras de gran formato, en las que las notas informalistas se sustituyen por formas más concretas y los colores se aclaran, como vemos en Un lecho para María Sabina. En los años ochenta y noventa tiene una nueva etapa con obras volumétricas o coudrages, en las que a base de contrachapados rellenos de gomaespuma y cubiertos con tela cosida o pegada, logra planos superpuestos, superficies tensadas, repliegues y cavidades que transmiten una sensación de relieve. [Genoveva Tusell García]