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José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945)

Don Miguel de Unamuno

1935-1936

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre lienzo, 140 x 118 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado en el ángulo inferior izquierdo “J. Solana / Madrid 1936”

En 1935 Solana empieza el retrato de don Miguel de Unamuno por encargo del Ministerio de Instrucción Pública, quizás a petición del propio escritor, ya que dos años antes había escrito a Victorio Macho manifestando su admiración por la obra del pintor: “Lo que sí me atrevo a predecir es que el retrato que me pinte Solana será tan auténtico, por lo menos, como el que en mi interior me pinte yo. Me he detenido ante cuadros de Solana, me los (he) adentrado, y me he sentido en ellos, al sentir mi hermandad española con el alma española de Solana. De la España que él y yo, y otros, estamos rehaciendo”.

Pero Solana no acomete el retrato hasta más tarde, según relata Ramón Gómez de la Serna: “Estaba pintando el retrato de don Miguel Unamuno, que estaba más cascarrabias que nunca, meses antes de la hora trágica de España. El mismo escrito transcribe un comentario del pintor a propósito del encargo, que nos demuestra una vez más su apego a la realidad: [...] A don Miguel hay que pintarle con el pelo alborotado [...]. Un día me vino muy peinado de la peluquería y le dije: ‘Así no es usted’. Y esa tarde no di una pincelada en su retrato”.

Es, junto al de Valentín Ruiz Senen, uno de los dos únicos trabajos que realiza por encargo y por el que recibe en 1936 el Premio Nacional de Pintura. Satisfecho, sin duda, y a petición de sus allegados, realiza otras dos versiones que regala a sus dos hermanos, que se diferencian tan solo por pequeños aspectos de la composición. En esta, propiedad de Miguel Gutiérrez Solana, destaca el cuadro de fondo con un paisaje de Salamanca y el libro que lleva en la mano, Ensayos, cuyo título no aparece en las otras dos versiones. Esta obra presenta un cromatismo más vivo y una mayor armonía.

María José Salazar