/content/dam/fundacion-banco-santander/es/imagenes/cultura/arte/coleccion/solanas-añadidos-2021/fisico.jpg != null ? bannerSimple.alt : true}

José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945)

El físico

INFORMACIÓN DE LA OBRA

1927. Oleo sobre lienzo, 148 x 124 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado en el ángulo inferior izquierdo “J. Solana”. Inscripción al dorso: "El físico"

Pese a los escasos retratos que realizó Solana, logró con ellos grandes éxitos, como el Primer Premio en el concurso Nacional de Retratos de 1993 por el Bibliofiloy, y la primera Medalla de Pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1936 por Unamuno. A ellos podemos sumar El capitán mercante, El viejo armador, El profesor de anatomía o El físico, son personajes siempre solitarios, aislados en su propio mundo rodeados de elementos que caracterizan su personalidad y ocupación, sin necesidad de títulos, con una categoria humana que no suele conceder a las imagenes en grupo.

Como podemos apreciar en El físico, Solana representa al personaje tal y como lo contempla, sin idealizar, sin concesiones, rodeado de instrumentos de su profesión. Puede ser un científico, un profesor, al que personifica con gran dignidad, ponderando más su posición social que su faceta científica: elegante atuendo, bastón, chistera, reloj de oro, junto a una pequeña figura del cazador y periódico El imparcial, detalle un tanto anacrónico dado que había dejado de publicarse diez años antes, pero del que se sirvió el autor para ubicar al personaje, al que considera el más importante de los que había retratado: “ese señor que está frente a la botella del diablo que suele haber en las salas de física”.

Lo pinta sentado, con la mano izquierda contraída, claro reflejo de su tensión interna, su figura recortada sobre un mueble que a un modo de friso recorre la composición y que sin duda pertenecía al pintor, que gustaba de plasmar su propio mobiliario. El mismo aparador aparece en El capitán mercante y el sillón donde se sienta, en El bibliófilo.

La obra, ejecutada en el momento álgido de su carrera, es la pura expresión del dominio tonal del artista, con un claro predominio de las gamas verdes, a las que contrapone tonos pardos o negros con pequeños toques rojos, que resaltan la composición. El retrato fue ejecutado con luz artificial, lo que se percibe en esa atmósfera apagada que domina y unifica la composición.

María José Salazar