/content/dam/fundacion-banco-santander/es/imagenes/cultura/arte/coleccion/obras/B-1075-B_mettere_al_mondo_il_mondo_media-1920.jpg != null ? bannerSimple.alt : true}

Alighiero Boetti (Turín, Italia, 1940 – Roma, 1994)

Mettere al mondo il mondo

hacia 1980

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Cartón con tinta de rotulador y bolígrafo sobre tablex, 142 × 101 cm

OTRA INFORMACIÓN

Inscripción al dorso: «Alighiero e Boetti. Mettere al mondo il mondo / DUE FOGLI INSEPARABILI»

Quizá la biografía de un artista no es –o no debería ser– tan importante para la lectura última de su trabajo, aunque algunas veces resulta casi imposible desvincular una de otra, teniendo en cuenta la manera en la cual se permeabilizan. Tal es el caso del italiano Alighiero Boetti, quien comienza su carrera como un artista próximo al arte povera, incluido en el grupo por el crítico Germano Celant. Esos mediados sesenta del siglo XX son para él un momento de experimentación con materiales inusitados, juegos inverosímiles de objetos generalmente encontrados que muy pronto dejan paso a una producción teñida con matices conceptualizantes –propuestas donde prima el proceso frente al producto final, que no es sino la consecuencia del primero–.

Boetti comienza a revisar la noción misma del «artista como autor», investigación muy próxima a la estética de los años setenta y que encuentra su máxima expresión en la serie de los mapas, iniciada en 1971 tras su viaje por Afganistán. Es en este punto, en la pasión por los viajes, donde biografía y obra encuentran sus lugares comunes, si se tiene en cuenta cómo dicha pasión tiene su antecedente en la figura de un antepasado que vive parte de la vida en países lejanos.

Los mapas son la primera obra de «colaboración» de Boetti, por llamarlo de alguna manera, y hasta «relacional» como han llegado a decir algunos. Así, ese primer mapa donde cada país está definido por su bandera, no es un trabajo del propio artista en solitario, sino que este se limita a definir lo esencial, dejando en manos de los artesanos de Afganistán –quienes bordan el mapa– algunas decisiones importantes para el resultado último de la obra. Se trata de cierta autoría vacante, el tambaleo del «artista como autor» que propicia la tradición, dado que aquí deja en manos de otros incluso algunas decisiones trascendentales. Se trata del artista dividido y lo deja claro el propio Boetti al empezar a firmar, desde 1972, como Alighiero e Boetti, desplegado y descentrado: dos en uno, igual que esa multiplicidad de manos que acaban ejecutando sus obras.

La aproximación a una obra abierta basada en elementos sencillos, es el principio de Mettere al mondo il mondo [Traer el mundo al mundo], serie que comienza a principios de los años setenta y en la que se van trazando las líneas con un bolígrafo azul, dejando un margen para el azar y un margen para las colaboraciones. [Estrella de Diego]