Susana Solano (Barcelona, 1946)
No te pases nº3
1989
INFORMACIÓN DE LA OBRA
Hierro, 200 × 203 × 159 cm
OTRA INFORMACIÓN
Firmado en el lateral: “S”.
Susana Solano se formó como pintora en Barcelona pero en los primeros años ochenta del pasado siglo se interesó por la utilización de otros materiales, desplazando su actividad creativa desde el plano del cuadro hacia las tres dimensiones del espacio y convirtiendo así su obra en escultórica. Para entonces, la escultura había dejado de ser el arte de tallar y modelar para convertirse en un fructífero campo de experimentación con materiales y técnicas novedosas que abrieron infinitas posibilidades hasta entonces insospechadas. Como explicaba la historiadora norteamericana Rosalind Krauss, el campo de la escultura se había expandido tanto que el término escultura había dejado de tener un significado concreto y se empleaba «para referirse a cosas bastante sorprendentes». Las sorpresas que ofrecía la escultura en los años ochenta se derivaban de la aproximación a la abstracción, por un lado, y al mundo de los objetos por otro, aliándose con toda una serie de materiales de la industria de la construcción que ofrecían inmensas posibilidades. Donde otros artistas se perdieron por el abuso de esas sorprendentes posibilidades, Solano encontró en ciertos materiales, como el hierro, el vehículo expresivo idóneo para anclar sus ideas y desarrollar su obra.
Su evolución artística ha sido paralela a los caminos que ha seguido la escultura en las últimas décadas del siglo XX, ya que ha realizado un periplo desde la reproducción de objetos figurativos, aún muy relacionados con la pintura, como es Patena de transit XV [Patena del tránsito XV], a la recreación del objeto minimalista que desemboca en una concepción de lo escultórico donde el espacio real en el que se inserta la pieza adquiere igual o mayor protagonismo que la propia obra, como sucede con No te pases n.º 3.
La pequeña pieza titulada Patena de transit XV nos permite ilustrar el paso desde el mundo de la pintura al de la escultura, ya que se trata de una pieza plana, como una bandeja, con un cerco que puede recordar al marco de una ventana o al de un cuadro. Por su parte, No te pases n.º 3 se configura como una prismática caja tridimensional formada por unas chapas opacas y unas rejillas de acero. Ambos materiales han sido soldados, como si se tratara de construir una pieza industrial cuyo resultado es ambiguo ya que, aunque muestra un conocimiento operativo de las técnicas empleadas, el resultado carece de funcionalidad; es, en palabras más crudas, un objeto inútil. Sin embargo, la práctica del arte desde Marcel Duchamp nos ha enseñado a encontrar nuevos sentidos para aquellos objetos que son aparentemente menos apropiados para una contemplación estética. [Javier Maderuelo]