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Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861 – Aranjuez, Madrid, 1931)

Paseo de los plátanos

1916

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre lienzo, 124 × 102 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado en el ángulo inferior derecho: “S. Rusiñol”

Santiago Rusiñol nació en Barcelona el 25 de febrero de 1861 en el seno de una familia de fabricantes textiles. Huérfano desde muy joven, se crió junto a su abuelo, que trató de encarrilarlo hacia el negocio familiar. Rusiñol, sin embargo, alternó esta obligación con las clases nocturnas en la academia de pintura de Tomás Moragas. A partir de entonces concurrió a diversas exposiciones y pronto inició la que sería su fecunda carrera literaria. En esta época comienza su vinculación con la revista L’Avens, luego L’Avenç, a través de la cual un grupo de jóvenes intelectuales puso en circulación el concepto de modernismo.

Casado en 1886, abandonó unos años a su mujer y a su hija para dedicarse a la vida bohemia. Tras una primera estancia en París con el escultor Enric Clarasó, poco después de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, realizó un viaje en carro por Cataluña con Ramón Casas. En 1890 ambos artistas se reencontrarían en París, conviviendo en el Moulin de la Galette, en Montmartre. Un poco menos osado e impresionista que Casas, su pintura obtiene una mejor acogida por parte de la crítica conservadora que la de aquel en su primera exposición conjunta en Barcelona (Sala Parés, 1890). Un año más tarde, Rusiñol descubrió Sitges, donde organizó una serie de festivales que se convirtieron en hitos del movimiento modernista hispánico.

A raíz de una nueva estancia de Rusiñol en París (1894), su modernismo pasó de ser sinónimo de naturalismo-impresionismo a serlo de simbolismo: la influencia de la pintura de Botticelli, «descubierta» en París e Italia ese mismo año, y la necesidad de idealizar una realidad demasiado tenebrosa a causa de los últimos atentados anarquistas, le llevaron a la defensa de un arte preciosista, decadentista y medievalizante. De esta tercera etapa en la capital francesa posiblemente sea Barcas en el Sena, claro exponente todavía de su típico impresionismo gris y comedido.

Al comprar la familia de su gran amigo el pintor Ramón Casas el monasterio románico de Sant Benet de Bages, cerca de Manresa, Rusiñol pintó este claustro en 1907, así como un par de óleos más por lo menos. Era la época en que tanto Rusiñol como Casas estaban dejando algo de lado las inquietudes modernistas que marcaron su transcendental eclosión años atrás, pero mantenían una competencia técnica absoluta. De hecho, no era la primera vez que Rusiñol pintaba aquel monumento, pues en 1889 ya había realizado un óleo de este tema.

Tras un viaje a Granada en 1898, su obra pictórica se había centrado en la temática de los jardines, a través de los cuales se canalizaron el concepto simbolista que había abrazado ya definitivamente y su aversión al paisaje en su estado natural, que posponía casi siempre al paisaje reformado por el hombre. Paseo de los plátanos y Sendero en un parque son buenos ejemplos de ello. En el primero, pinta los Jardines de Aranjuez, uno de sus motivos pictóricos predilectos desde que los descubrió en 1898, llegando a ser nombrado por Alfonso XIII jardinero honorario mayor de los Reales Jardines de Aranjuez. La potente presencia de los altos plátanos, el juego de las verticales de sus gruesos troncos, el evocador tema del camino que avanza hacia la lejanía, tan caro al pintor, hacen de esta obra una de las más logradas y contundentes del artista.

Sendero en un parque parece algo posterior por su factura, si bien se trata de una obra sin fechar. En ella, Rusiñol se recrea en la regular colocación de los árboles que protagonizan la composición, afrontándolos de la manera más simétrica posible sin dejar por ello de mantenerse en una tesitura eminentemente realista. [Francesc Fontbona]