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Agustín (Agustín González Alonso) Redondela (Madrid, 1922-2015)

Segovia

1969

INFORMACIÓN DE LA OBRA

Óleo sobre lienzo, 88 × 155 cm

OTRA INFORMACIÓN

Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho: «Redondela / 69»

Agustín Redondela es uno de los artistas más representativos y originales de la pintura de paisaje de la generación surgida tras la Guerra Civil. Su obra representa una concepción muy particular, un lenguaje personalizado y renovador en la pintura de paisaje de posguerra. Hijo del pintor y escenógrafo José González Redondela, junto al que inicia su formación artística ayudándole en la realización de decorados, asiste durante cuatro años a la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Allí establece contacto con los artistas de la Escuela de Madrid, que comparten su pasión por el paisaje, pero con los que difiere en temperamento, formación y concepto. Con ellos realiza frecuentes viajes por España en los que toma apuntes que se convertirán, en el estudio, en cuadros armoniosos y elegantes, de colorido progresivamente templado y planos esquematizados. Su presencia nacional e internacional es más perceptible desde los años cincuenta, cuando recibe el Premio Nacional de Pintura (1953), participa en las Bienales de Alejandría, São Paulo y Venecia así como en las Bienales Hispanoamericanas de Arte y obtiene en 1954 una beca de la Catherword Foundation de Filadelfia para viajar a Estados Unidos.

Durante los años cincuenta la pintura de Redondela se alinea con un peculiar expresionismo que se manifiesta en una intensificación del color a la manera fauve. En Barcas en pequeño puerto. Bermeo y Bermeo, las formas se desintegran para recomponerse en trazos y estructuras de marcado carácter geométrico, al tiempo que el pintor emplea colores muy empastados y experimenta con diferentes texturas. A partir de la década de los sesenta, Redondela presta una especial atención a la figura y emplea un estilo neofigurativo más plano, anguloso y esquemático. Su obra se despoja paulatinamente de todo lo superfluo, incluidos los contrastes en el color, y desaparece lo ornamental. Así sucede en Paisaje de Castilla o Tordesillas, dos obras muy suavizadas de color y con un sincretismo de acento italianista que nos remiten a la pintura de Carlo Carrá. Otras obras como Puerto de Bilbao presentan una visión muy innovadora a base de formas fragmentadas, un espacio muy plano y un sentido constructivo que linda con la abstracción. En estos años se ha fraguado ya definitivamente el lenguaje y estilo inconfundible de Redondela, que queda patente en su paisaje de Segovia, una obra que muestra su madurez artística. De manera simultánea a la configuración de su lenguaje pictórico, el artista continúa durante toda su vida con la actividad familiar realizando decorados de estilo naturalista para diferentes obras de teatro. [Genoveva Tusell García]